Adentrándose en el mundo laboral alemán

En primer lugar, Feliz Año a todos 😛 y mis más sinceras disculpas por estos cinco meses de pausa que me he tomado. Tengo ya Máster en Procrastinación, la constancia alemana aún no se me ha pegado, por desgracia. A veces me pregunto, si no soy capaz de mantender al día mi propio blog, no sé cómo voy a sobrevivir en el terrorífico mundo laboral que a la vuelta de la esquina me espera. Sin embargo, en seguida entenderéis el porqué de esta dejadez tan absoluta…IMG_3367

Tomar la decisión de alargar mi estancia con mi Gastfamilie me dio un respiro que me duró únicamente un mes. Porque como todo el mundo sabe, el tiempo pasa sin que uno se dé cuenta (al menos cuando se está ocupado y/o disfruta), así que en seguida llegó Noviembre, que si el 11-11 (Carnaval en Colonia), que si recibes visita, que si haces algún viaje, que si llega la pre-Navidad, que si pitos y flautas… y ya es Diciembre. Y de nuevo las profundas dudas de qué hacer con mi vida cuando termine como Au-Pair, es decir, a partir de abril. Mi Gastfamilie intentó persuadirme para que me quedara otros seis meses más, lo cual me pareció ya demasiado. (Aunque debo admitir que seguía tan perdida, tan echa un lío, que estuve a punto de aceptar la oferta. Sin embargo, me forcé a mí misma a dar un paso adelante y enfrentarme al temido mundo profesional).

Una vez determinado el objetivo, empezaron a acechar los agobios. En Alemania hay que currarse mucho la solicitud de trabajo. Aunque si os soy sincera, no sé muy bien cómo funciona en España, dado que tras realizar las prácticas me vine directamente a tierras germanas, por lo que nunca llegué a buscar trabajo allá. Para empezar, el dichoso currículum (Lebenslauf):

  1. En Alemania, uno tiene que conseguir cartas de recomendación o Arbeitszeugnis hasta debajo de las piedras, si no, no tienes nada que hacer. Un amigo mío alemán, que es muy alemán :-P, me agobió mucho con este tema. Me obligó a pedir dicha carta a las empresas donde había hecho prácticas o trabajado. A mí se me vino el mundo encima. ¿Cómo consigo yo eso, que no lo hace prácticamente nadie en España y más aún estando a 1.600 kilómetros de distancia? Además, tenía que tener un lenguaje específico, ya que el significado se lee entre líneas (luego explicó por qué). Nada de  «Carolina trabajó muy bien» o «supo revolver sus tareas de manera excelente», no , no, tiene que contener un vocabulario tan exagerado que es hasta empalagoso, como si describieras las tareas de la realeza. Y lo digo por experiencia propia, porque una de las cartas me tocó escribirla a mí, ya que el director de una de las empresas no tenía tiempo. Espabilada de mí, le pedí si podía firmarme también la traducción en alemán, por lo que me tocó redactarlo también en idioma teutón. IMG_6205Tardé días en terminarlo, entre recabar información, adecuarlo a mis cualidades y tareas realizadas y luego escribirlo. Debo reconocer que me lo pasé hasta bien, había ejemplos muy graciosos y vuelvo otra vez al lenguaje específico, entre ellos la frase «Demostró una gran empatía hacia sus compañeros» («Er bewies ein umfassendes Einfühlungsvermögen für seine Kollegen»). Si vosotros leéis eso, ¿Qué pensáis del empleado? A mí lo primero que se me pasó por la cabeza, inocente de mí, es que el hombre era muy buena persona. Bien, pues nada más lejos de la realidad. Con esa frase lo que quiere dar a entender el director es que el empleado era gay. ¡¡Gay!! Tócate las narices… En fin, al final de la entrada voy a compartir un par de links que me ayudaron a escribir la carta, por si alguno se ve en la necesidad de escribir algún día un Arbeitszeugnis.
  2. El segundo problema, la traducción del currículum en alemán, por supuesto. Ponte a describir y resumir todo lo que has hecho laboralmente y encima en este idioma satánico.
  3. Y para colmo, la foto. Que si con americana, que si mirando hacia la derecha, que si sonriendo pero sin exagerar… En fin, tras muchos días de trabajo y estrés, puedo decir que me ha quedado un currículum estupendo, que por supuesto no tendría si no hubiera sido por mi amigo. Eso sí, después de tanta tensión, estuvimos sin hablarnos ¡prácticamente un mes! Pero el esfuerzo mereció la pena 😛IMG_3212

Una vez listo el CV, toca el siguiente paso, que es escribir las cartas de motivación. Es decir, describir por qué trabajar en tal empresa, qué es lo que podrías aportar a la compañía y qué te hace perfecto para ese puesto… sí, no es moco de pavo. En fin, me puse a buscar en Internet ofertas relacionadas con periodismo, edición de vídeo o traducción. Por desgracia no encontraba nada que se adecuara a mi perfil, además la mayoría pedía más de 3 años de experiencia en el área. Qué típico ¿no? Por lo que mis opciones de futuro se reducían a hacer un Ausbildung (dos años de estudio y trabajo paralelamente) o un Voluntariado, para los cuales solo hay 10 plazas. Es decir, cada vez veía más negro mi futuro en Alemania.

Sin embargo, hace poco la suerte me llamó a la puerta. O más bien, me llamó por Facebook. El director de una empresa, asentada en Colonia, contactó conmigo porque quería informarse sobre Mundo Lingo (organización internacional en la que trabajo desde hace tiempo, y de la cual ya haré una entrada algún día) y IMG_3362así con la tontería acabé entrando en la compañía, que tiene doble objetivo: periodístico (http://destinoalemania.com/) y asesoramiento laboral (http://www.personal-alemania.com/). Llegar y besar el santo, así fue como me elaboré el futuro que me espera a partir de abril. Pero no sólo como periodista me ganaré la vida, sino que durante tres meses estaré trabajando también como personal de control de entrada cada vez que haya Junta de accionistas en diferentes empresas. Para ello me tocará viajar a varias ciudades de Alemania y gratis. Un chollo de trabajo, vamos.

En fin, el tema laboral está ya resuelto, al menos durante este año. Lo que venga a partir de diciembre solo Dios/ el destino/el Karma lo sabe. Eso sí, os mantendré informados 😉

Liebe Grüße aus Köln,

Caro

P.D.: En el siguiente capítulo os hablaré de la odisea que supone la búsqueda de piso en Colonia, porque es más complicado que encontrar trabajo. Y hasta aquí puedo leer…

P.D.: He aquí las páginas de las que os hablé sobre el lenguaje específico para Cartas de recomendación. Están en alemán.

 

 

 

Fin del año como Aupair ¿Y ahora qué?

Pues sí, un año ya desde que me subí a ese avión rumbo a Alemania, con los nervios a flor de piel, evitando no pensar en todo lo que dejaba atrás para no ahogar a los pasajeros con mis lágrimas. Porque en el fondo, muy en el fondo, sentía que ese año en el extranjero no duraría 365 días, sabía que ese año se alargaría y que mi vuelta a España ya sólo sería en formato vacaciones de verano/Navidad. Y qué poco me equivocaba.

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Un berlinés cuya pose me cautivó 😛

A estas edades, el futuro es más que incierto que la salida de la crisis en España. Por una parte están los que al menos tienen metas y objetivos claros, (y sin embargo de ahí a alcanzarlos… amigo, eso ya es otro cantar). Luego están los que ni siquiera tienen una ligera idea de qué hacer con su vida después de salir de la Universidad. Me refiero a esos pobres desdichados que vagan sin rumbo fijo, esperando que en algún momento les llegue la inspiración. Y de estos jóvenes desamparados podría pasarme el día hablando, por la sencilla razón de que yo, desgraciadamente, me encuentro entre ellos.

Lo peor de todo son las inquisidoras preguntas de los demás, en especial de la familia: –«¿Qué piensas hacer ahora?» -«Es hora de moverte un poco y buscarte la vida ¿no?» -«¿Quieres empezar a mandar currículums? sentado en el sofá no gana uno dinero» (Ojalá!! 😛) -«El trabajo no llama a la puerta, tienes que ir tú a buscarlo». Ese tipo de comentarios no son bien recibidos. Ya somos lo suficientemente conscientes del problema, no necesitamos que nos lo recuerden. Ya tenemos bastante con cargar con esa horrible sensación de vacío en el estómago, como para que nos metan más presión. De agobio ya estamos bien servidos, gracias 😉 Porque sí, tenéis razón, absolutamente, pero no entendéis el miedo que nos provoca el tener que enfrentarnos a la pregunta ¿Y ahora qué? Por eso tendemos a esquivar el tema. En este sentido, [pequeño inciso], aprovecho para mencionar una frase que leí hace poco en inglés (foto de abajo) that-moment-when-you-have-so-much-to-do-so-you-decide-to-have-a-nap-instead--b5aaby que me pareció tan cierta como la vida misma. En español sería algo así como: «Ese momento en el que tienes tanto que hacer que, en vez de ponerte a ello, decides echarte una siesta…» Sinceramente, no sé cuántas veces habré podido hacerlo, sobre todo desde que estoy aquí en Alemania. Y al final, como siempre, se acumula todo para el último día. Yo sé que es una mala costumbre, pero también sé, que no voy a poder cambiar nunca, ya tiré la toalla conmigo misma 😛

Continúo, que me estoy yendo por las ramas. Después de haber pasado por esta horrible etapa de infinitas dudas por segunda vez (la primera fue el año pasado, justo antes de decidir mi huida a Alemania), ya sé lo que voy a hacer tras terminar mi año como Aupair…. seguir como Aupair otros seis meses más con la misma familia 😛 Sí, lo sé, ha sido la decisión más vaga que he podido tomar, pero más ideas no tenía y volver a España se me hacía un poco cuesta arriba. No me entendáis mal, mi querido país y mi querida Valladolid siempre estarán ahí, en mi corazoncito, pero cuando uno pone el pie fuera, es difícil volver atrás. (Si la experiencia es buena, claro…). Quien esté/haya estado en mi situación, lo comprenderá.

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La decisión la tomé en mayo, cuando mi Gastfamilie me preguntó con cara de cordero degollado si podía quedarme más tiempo con ellos, porque para ellos sería una katastrophe si me fuera, en especial para los niños. Y a mí, alma en pena sin planes de futuro, pues no me costó decir que sí. Y sinceramente, mejor opción no había. Os explico:

  • Mi Gastmilie es encantadora, tanto los padres como los tres niños. Tras un año a su lado, se han convertido en mis hermanos pequeños. (sin ánimo de ofender a mi querido hermano y hermana, os envío por cierto un beso desde aquí 😉 )
  • Mejor casa y entorno no puedo tener.
  • Además del sueldo, me pagan los gastos del móvil y el transporte urbano.
  • Como Aupair, tengo el Köln-Pass, es decir, descuento en numerosos sitios. Como, por ejemplo, los cursos de idiomas.
  • Puedo seguir mejorando el alemán gratuitamente.

En definitiva, era la mejor manera de seguir ganando tiempo, hasta que tuviera claro qué hacer con mi futuro. Algo que, por cierto, he decidido en septiembre. Quiero continuar en el ámbito periodístico, cosa que hace unos meses había descartado, a pesar de haber estudiado Periodismo. [La verdad es que llegué a considerar el estudiar aquí en Alemania otra carrera, como Traducción o Economía, o incluso para azafata de vuelo… Con el consiguiente comentario de mi madre: –«Tú no estás centrada»]. De momento ya he enviado mi currículum a varias empresas para ver si puedo hacer prácticas a partir de abril del próximo año. Que surja algo o no, lo sabré con el tiempo; desde luego la esperanza no la pierdo 🙂

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Ya para terminar, quería mandar ánimos a todos aquellos que estén, como estuve yo, ahogados en un mar de dudas. En algún momento algo saldrá, alguna oportunidad se os brindará o alguna bombilla se os encenderá, no hay que desesperarse. Eso sí, aunque cueste, hay que levantarse del sofá 😛

Viele liebe Grüße aus Köln,

Caro

P.D: la próxima semana haré la entrada balance de este año Aupair. Toca escribir las aventuras y desventuras de la señora Doughtfire a la española y sus peripecias con los niños.

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Amanecer sobre Alemania

Carnavales bajo el sol

No tenían suficiente con celebrarlo una semana entera en febrero, otro día en noviembre y cuatro meses con fiestas privadas… no. Ahora los habitantes de Colonia también quieren sacar sus disfraces a la calle en pleno verano, concretamente el último sábado de agosto. ¿El por qué? Por dos razones:

  • Pensaron: Si ya es una pasada festejarlo con 5 grados y cielo cubierto de funestas nubes, cómo tendría que ser bajo un sol de justicia y 30 grados… Der hammer! ¡La leche!
  • De febrero a noviembre son 10 meses, es decir, mucho tiempo. ¿Por qué no lo celebramos también en verano y así la espera no se hace tan larga?

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Pues dicho y hecho. El sábado pasado, 29 de agosto, se dio por inaugurado el Karneval im Sonnerschein (lo que en castellano viene siendo ‘Carnavales bajo el sol’). Unos 50.000 coloneses disfrazados tomaron las calles y se aglomeraron en el parque Aachener Weiher, justo al lado de la cervería Biergarten (qué bien eligen estos alemanes los puntos de encuentro… césped, lago y cerveza. ¿Quién necesita más?). La participación no fue tan inmensa como en noviembre o febrero, pero es más que entendible. Karneval August 019Al ser la primera vez que se celebraba había gente que ni se había enterado, ya que mucha publicidad no se hizo. Por otra parte, entre los que sí estaban al tanto, se encontraban los escépticos y los que se mostraban en contra. El argumento de estos últimos aludía a la pérdida de la tradición, la identidad y el significado de los Carnavales de Colonia. (Y, en mi humilde opinión, razón no les faltaba).

Por otra parte, estaban aquellos, por supuesto, para quienes este nuevo evento no era más que un pretexto para estar de fiesta. Y entre ellos, allí estaba yo… 😛 [Pinchando aquí, podéis ver lo que grabé de ese día]. Fue todo un placer volver a escuchar las Kölsche Lieder, de las que yo me declaro, como bien sabéis, fan número uno. Soy la frikie de turno que se sabe las canciones de memoria, a pesar de que ni siquiera estén en alemán, sino en dialecto kölsch. Karneval August 027Los alemanes se sorprenden al escuchar a una española cantando semejantes canciones. Yo siempre les contesto lo mismo: son alegres, animadas, tienen ritmo, se pueden bailar (sobre todo con un par de cervezas ya en cuerpo) y las letras son, en la mayoría de los casos, hasta emotivas y llenas de sentido. Característica que no suelen abundar, véase por ejemplo las letras de la banda de indie rock Vampire Weekend: no tienen lógica alguna, uno no sabe si lo escribieron una noche de borrachera o es que están hechas para mentes más inteligentes.

En fin, volviendo a las Kölsche Lieder. Otra de sus cualidades es que se basan en su amor por la ciudad y su gente. Lo cantan con tanto entusiasmo, que es imposible no emocionarse y sentirse parte de ellos. Aquí os dejo un ejemplo: Esta canción no es de las más movidas, pero si de las más bonitas.

«Ich ben Grieche, Türke, Jude, Moslem un Buddhist,
mir all, mir sin nur Minsche, vürm Herjott simmer glich»

«Mir sprechen hück all dieselve Sproch.»

«Mir sin wie mer sin, mir Jecke am Rhing. Dat es jet ,wo mer stolz drop sin»

(Traducción:  «Soy griego, turco, judío, musulman y budista. Todos somos personas, todos somos iguales bajos los ojos de Dios»// «Hoy hablamos todos el mismo idioma»// «somos como somos, ‘Jeckes’* del Rin. Eso es de lo que estamos orgullosos»)

*Jeck: así se denominan a los que se disfrazan, es decir, cualquiera que lleve disfraz encima es un Jeck 😉FullSizeRender

En fin, la fiesta duró en el parque hasta la puesta de sol. A partir de ahí, la gente se empezó a dispersar. Los más desfasados, con litros de cerveza en sangre tiraban para casa. A los que aún les quedaba energía continuaron la juerga en diversos bares y discotecas.

Ahora ya solo queda cargar las pilas y esperar al próximo carnaval… el 11 del 11!! 🙂

Viele Grüße aus Köln,

Caro

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Baile de luces sobre el Rin

Fuegos artificiales los hemos visto todos alguna vez en la vida. En las fiestas del pueblo, cuando España ganó la Copa Mundial de Fútbol, Las Fallas o Nochevieja. Por supuesto. Pero… ¿Quién ha tenido el placer de disfrutar de un espectáculo de juegos pirotécnicos sobre el río Rin, al ritmo de música y desfile de barcos? Me refiero a las Kölner Lichter (o luces de Colonia), un evento que tiene lugar una vez al año, en julio, y que merece la pena contemplar, pues la ciudad se transforma en un precioso cuadro de colores y en un mar de gente.

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El programa empezó de manera oficial sobre las dos de la tarde, aunque lo interesante no llegó hasta las 20h cuando actuaron diferentes grupos y artistas en un escenario a la orilla del Rin, entre ellos Brings (uno de los grupos por excelencia de Colonia y de cuyas canciones de Carnaval soy fan incondicional 😉 ). Aunque el auténtico espectáculo no empezó antes de las 22:30, la gente ya empezaba a arremolinarse desde primera hora de la tarde para coger buen sitio. Kölner Lichter 023A quienes pagar una suculenta cantidad de dinero no les hacía daño, pudieron comprar entradas para observar el show desde los mismos barcos que después desfilarían sobre el Rin o también desde el puente Hohenzollern. Sinceramente, observarlo desde ahí tiene que ser una pasada, pero yo os aseguro que hay diferentes lugares desde los que se pueden disfrutar igual de bien y ¡¡gratis!!. Eso sí, si no tienes la «gran suerte» de tener al típico alemán de dos metros delante de ti, como me pasó a mí…

Para amenizar la espera, colocaron diferentes puestos de salchichas (no existe fiesta o evento en Alemania en el que no haya puestos de salchichas de por medio) para que el expectante público pudiera matar el gusanillo con una rica Currywurst o Bratwurst y refrescarse con una cerveza Kölsch. Tampoco faltó la música, ese día se pudo volver a escuchar las canciones típicas de Carnaval, que a mí tanto me gustan.

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A las 22:30 dio comienzo el desfile de barcos y los fuegos artificiales. Todo ello increíblemente sincronizado con fragmentos de diferentes bandas sonoras, entre ellas «Inception», compuesta por Hans Zimmer. Me pareció una exhibición de luces preciosa, capaz de provocar piel de gallina a cualquiera. (Bueno, a cualquiera con un mínimo de intererés por la pirotecnia y la música clásica, claro 😉 ). Después de la primera parte, hubo un descanso de media hora, tiempo en que los barcos continuaron su trayecto hasta Düsseldorf y dieron media vuelta, hacia Colonia. A las 23:30, por tanto, empezó la segunda parte, cuyo tema era ‘el amor’.  Las canciones que se escucharon fueron:

1. Erich Fried – Was es ist
2. Johann Steuerlein – Mit Lieb bin ich umfangen (Madrigal von 1603)
3. Mercedes Sosa – Todo cambia
4. Yasmin Levy – Por una cabeza (Orginal von Gardell)
5. Cat Ballou – Hück steiht de Welt still
6. Coldplay – Fix You
7. Meat Loaf – It`s all coming back to me now
8. Luciano Pavarotti – Nessun Dorma (aus der Oper Turandot von Puchini)

Sí, dos de ellas en castellano. Aquí os dejo un vídeo de lo que pude grabar. La calidad no es de admirar, pero para hacerse una idea de lo que son las Kölner Lichter, basta y sobra 😉

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Realmente hay poco que contar pero mucho que ver y como una imagen vale más que mil palabras, termino aquí la entrada. En resumidas cuentas, un evento esperado con gran expectación por los habitantes de Colonia y que a mí no me decepcionó. Si el próximo año os encontráis en la ciudad por estas fechas, os recomiendo que hagáis picknick en el Rheinpark y esperéis a que caiga la noche y salgan las estrellas. El espectáculo de luces que tendrá lugar a continuación es digno de contemplación 🙂

Viele Grüße aus Köln,

Caro

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Una operación médica a la alemana, por favor

Tranquilos, no, no he vuelto a tener otro accidente con la bicicleta… (Bueno, para qué mentiros. Sí, hace una semana, en Ámsterdam, pero ahora no viene al caso). La entrada de hoy la voy a dedicar a mi visita de anteayer al dentista, porque no tiene desperdicio. ¿El motivo? Una de las cuatro muelas del juicio decidió abrirse hueco a tortazos entre mis queridos dientes, ya que, haciendo alarde de su reputación de puñetera, le dio por crecer horizontalmente, con las consiguientes infecciones. Es decir, o me operaban o me operaban. A pesar de las persistentes preguntas «¿No estás nerviosa?» «¿No tienes miedo?» de amigos y familia, no fui consciente de la importancia de la operación hasta el momento en el que entré sola en la sala, justo después de recibir un abrazo de mi Gastmutter (ahí es cuando pensé: «¿Un abrazo? ¿Se está despidiendo de mí? Ay Dios…» y cuando los nervios comenzaron a invadirme el estómago). Una vez sentada en la silla, me empecé a acordar de la anterior conversación que tuve con la dentista, cuando me explicó los problemas que podrían surgir si salía mal la operación, como lesión de los nervios (por tanto, pérdida del gusto), de la articulación de la mandíbula… y otras complicaciones que ni llegué a entender, yo sólo me limitaba a asentir.

Vista de la Catedral desde el Rin

Vista de la Catedral desde el Rin

En fin, mientras la dentista me preguntaba sobre mi estancia en Alemania (vaga distracción para que no protestara), aprovechó a inyectarme la anestesia en varios puntos. Justo después me soltó algo que a la primera no entendí. Mi reacción fue quedarme mirándola (rezando de nuevo por que no fuera una pregunta 😛 ). Tras cinco segundos incómodos, me dice: «Ahora». Y yo le respondo con un ignorante «¿Ahora qué?». A lo que ella contesta: «Que te enjuagues ahora». De nuevo pensando para mí: «¿Que me enjuague con qué? ¿Cómo?». La conversación empezaba a ser un diálogo de besugos, así que decidí admitirle que no había entendido una sola palabra. Tras explicármelo de nuevo, la dentista abandonó la habitación, dejándome sola con una joven que tenía pinta de estar de prácticas y que cada dos minutos me preguntaba si me encontraba bien. Durante la ausencia de la doctora, comencé a notar los efectos de la anestesia: Cosquillas en la lengua, en los labios, encías… además me costaba tragar. Cuando volvió a hacer acto de presencia, la dentista empezó a pincharme con no sé qué en la encía.

«¿Notas algo? No ¿no?» – pregunta.

«Sí, sí. Sí que noto» -contesto

«Bueno, pero no te duele ¿no? -insiste.

«Sí, sí. Sí que me duele».

Ahí ya me entró el pánico. Se supone que la anestesia ya había hecho su labor y por tanto no debería sentir nada. Con lo que empecé a pensar, «Dios, si me duele ya ahora, no quiero ni pensar cuando estén manos a la obra… quiero irme de aquí ya». En ese momento, me introdujo una pieza de goma en la boca para que la mordiera durante el proceso. No podía estar más incómoda… Así que decidí cerrar los ojos y aguantar hasta que acabara todo. Comencé a oír el sonido de piezas de metal en mis dientes y a notar una presión enorme en la muela. Justo después, me avisa la dentista de que oiría un ruido muy fuerte. Efectivamente, una sierra comenzó a taladrarme la muela. De lo siguiente que me advirtió fue de que oiría un fuerte «crack». Y así fue, la habían partido. Luego vino de nuevo la sierra y tras ella otra vez un «crack». Ahí escuché varias voces hablando en alemán, de lo cual sólo entendí un «no lo consigo». Ahí me di cuenta de lo frustrante que es la barrera del idioma… En ese momento, osé abrir lo ojos. No entendía sus conversaciones, pero al menos pude observar lo que estaba pasando. La escena que me encontré fue tres personas delante de mí y seis manos alrededor de mi boca, una de ellas acercando unas tijeras hacia mí. Iban a empezar a coser la encía… al minuto, escuchó un «Conseguido. Ya hemos terminado». Ahí liberé de golpe toda la tensión acumulada durante los 15 minutos que duró la intervención. Sería corta, pero qué brutalidad de operación, um Gottes willen!! Eso sí, todo hay que verlo por el lado positivo, una experiencia nueva, ahora ya sé lo que significa una extracción de muela a la alemana 😛

A todo esto, antes de dar todo por terminado, me dio la dentista un ibuprofeno en pastilla. Y ahí me entró el pánico.

-«¿Me lo tengo que tomar de un trago?» -pregunté con un hilo de voz.

-«Sí, claro»

Sudor en la frente. Me quedo mirando a la dentista con cara de cordero degollado.

-«Me siento ridícula preguntando esto pero…. ¿Me lo pueden partir?»

-«¿Partir?»

-«Sí, verá.. es que nunca he conseguido tragarme una pastilla entera. Sé que soy demasiado mayor para andar con estas tonterías pero de verdad que no puedo» -le admití, muerta de vergüenza.

Los dentistas se miraron y me sonrieron, con cara de compasión. Acto seguido, me trajeron un vaso con un líquido.

-«Entonces, mejor te receto este medicamento a base de gotas y dejamos el ibuprofeno ¿vale?»

Ahí ya volví a respirar. Ya está, todo solucionado. Ya podía irme de ahí. Me explicaron cincuenta mil pasos post-operatorios que tenía seguir, de los cuales me olvidé nada más llegar a casa. Suerte que me dieron un folletín con todo escrito (del cual por cierto entendí casi todo 😀 ) Me vino a buscar mi Gastvater, a pesar de que la clínica estaba a cinco minutos de casa, lo cual fue un detalle por su parte. Le detallé cómo había sido mi experiencia (igual que he hecho en esta entrada, ahora que lo pienso… He convertido mi Blog en un diario, justo lo que no quería 😛 ) y me di cuenta de que hablaba como si me faltara un hervor, debido posiblemente debido a la *torunda que tenía metida en la boca (*torunda: pelota de algodón envuelta en una gasa. Sí, yo tampoco sabía lo que era, primero lo tuve que traducir del alemán al español, y después buscar en un diccionario su significado. Y bueno, supongo que estaréis pensando: «¿y a mí qué me importa?»). 🙂

Tras dos días post-operación debo decir que no ha sido tan grave como me lo pintaban. Sí que es verdad que me encuentro algo debilitada, que tengo la mejilla hinchada y que parezco un castor, pero ni rastro de los tremendos dolores de los que me habían advertido. Mi Gastfamilie me dio estos dos días de descanso, pero yo me encontraba tan perfectamente que me sentía mal no dando palo al agua 😉 Ayer de hecho, estuvieron casi todo el día fuera de casa para que pudiera relajarme sin tener que escuchar los chillidos y lloros de los niños y me dejaron la comida preparada (todo blandito para no forzar la herida), y de postre helado de vainilla con salsa de chocolate Milka derretido. Buenísimo. ¡Tengo un cielo de Gastfamilie!

Pequeña anécdota

Aprovechando que hoy dedico la entrada a médicos, voy a contar una anécdota de mi Gastmutter. Desde hace unos días, hay obras en una parte del hospital donde ella trabaja (es cardióloga) y antes de ayer uno de los obreros se cargaron una tubería, concretamente la que conecta todos los retretes de una planta entera. A partir de ahí, os podéis imaginar el espéctaculo. Me ha contado mi Gastmutter que ella estaba en una de las salas y cuando abrió la puerta para despedir a los pacientes, empezó a entrar líquido marrón acompañado de un olor insoportable. Todo el pasillo estaba cubierto por una capa de mierda que poco a poco se iba extendiendo. Los que se encontraban en la planta afectada tuvieron que ponerse unas mascarillas y salir por la ventana, mi Gastmutter entre ellos. Llevan ya tres días así, sin poder apenas trabajar… Que pase esto en un hospital (de buena reputación encima), donde se supone que tiene que primar la higiene… De risas.

Como cierre de la entrada, quería hacer una pequeña valoración sobre la relación médico-paciente que he vivido hasta ahora. En cuanto a mi experiencia en los dentistas, he estado en dos consultas diferentes y no tengo queja alguna de ninguno. Y a pesar de lo tosca que fue la intervención, me trataron muy bien y se preocuparon en cada momento de que me sintiera a gusto. Además, me llamaron unas horas después de la operación, para saber si me encontraba bien y desearme, de nuevo, una pronta recuperación. Lo cual me pareció muy considerado por su parte.

Ratingen

Ratingen

Asimismo, estuve hace poco en un hospital de Ratingen (ciudad a  50km de Colonia) para visitar a un amigo mío alemán que había tenido accidente esquiando en Austria. El trato que yo observé fue también positivo, aunque él me contó que durante los días que permaneció ingresado en Austria, no le atendieron muy bien. Uno de los médicos estaba todo el tiempo de mal humor. Y yo me pregunto, se puede tener un mal día, pero en una profesión como ésta, debería ser obligatorio llevar siempre una sonrisa en la cara y tratar al paciente con cariño ¿no? 😉 Y como ejemplo, pongo a mi Gastmutter, que estudió medicina no por vocación sino por obligación de sus padres y, sin embargo, disfruta con su labor y procura siempre atender lo mejor posible a sus pacientes. Ella siempre me cuenta lo entretenido que es charlar con los pacientes, cada día descubre algo interesante. Yo le doy la razón, pues siempre he pensando que cada persona tiene una historia que merece ser escuchada 🙂

Viele Grüße aus Köln

Caro

Mayo, de flor en flor y de fiesta en fiesta.

Sé lo que muchos habréis pensado al leer el título. O, al menos, sé lo que habrán pensado mi padres. «Vaya, a esto es a lo que se dedica mi hija en Alemania. A ir de chico en chico y de juerga en juerga. Muy bonito. Mañana mismo esta niña vuelve a España». Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Desde que el frío se fue de vacaciones yIMG_3196 el sol decidió pasar una temporada en Colonia, la ciudad se ha vuelto preciosa. Llena de flores, color y alegría. Las terrazas están siempre a rebosar de gente, las heladerías no dan abasto y los parques, llenos de jóvenes haciendo barbacoas. No hay más que ver la gran capa de humo que queda al caer la noche. No se ve un carajo. El parque Aachener Weiher (mi favorito para descansar, charlar con los amigos y tomar el sol) es un claro ejemplo de ello. En las calles siempre hay bullicio, sobre todo los fines de semana, da igual qué hora sea. Uno nunca se encuentra solo. El buen tiempo no sólo ha causado el aumento de la flora y fauna, sino también la presencia de bicicletas. Ahora en los carriles hay atasco y para encontrar un sitio donde aparcarlas hay que salir con media hora de antelación… 😛 Es broma, es broma. Tantas bicis no hay, pero sí que es complicado buscar un hueco donde dejarlas.

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En cuanto a las fiestas, mayo ha sido el mes con más días festivos seguidos. Llevamos ya cuatro y la próxima semana hay otro. Mi Gastfamilie, de hecho, ha aprovechado para irse de vacaciones. Conmigo inclusive. Desde el lunes estamos en Bad Homburg, en la casa de los abuelos, y hoy por la noche partiremos dirección Marsella, Francia. Para ello, han alquilado un coche de nueve asientos… ¡de nueve! Aprovechando el tamaño del coche y a pesar de la cara de desconcierto y desaprobación de mi Gastmutter, mi Gastvater decidió llevarse media casa. Absolutamente todos los juguetes de los niños; bicicletas y patinetes incluidos. Y porque lo niños aún son pequeños, si no, las tablas de surf y las colchonetas también habrían entrado en el saco. Yo en el fondo entiendo alIMG_3586 padre, más que nada porque he hecho lo mismo. Os voy a ser sincera, el hacer maletas me agobia, lo aborrezco. De ahí que siempre lo deje para el último minuto. Y como mi vagancia es, a menudo, superior a mis fuerzas, sólo por el hecho de no pensar qué llevar y qué no, me he traído toda ropa de verano y primavera, de la cual al final sólo usaré un 20%. Pero qué más da, el coche es grande 😉 En fin, allí pasaremos nueve días, en una casita que han alquilado al lado de la playa, y después, de vuelta, otros tres días en casa de los abuelos en Bad Homburg. Sinceramente, no sé qué es más grande, si la emoción de ir unos días a la playa, descansar, relajarme a orillas del mar.. o el miedo a que mi cabeza estalle debido a los continuos chillidos de los niños. Tengamos en cuenta que si el día tiene 24 horas, en total estaré con ellos más de 216 horas seguidas. Pocas, ¿eh? 😛 Sin duda, tendré mucho de qué hablar a la vuelta 😉 Bah, sé que no habrá ningún problema. Mi Gastfamilie es ya como si segunda familia, así que seguro irá ¡todo sobre ruedas!

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Volviendo al tema festividades, los alemanes celebraron la entrada en Mayo «bailando» (Tanz in den Mai). La noche del jueves al viernes (del 31 al 1) salió media población de fiesta. Todas las discotecas tenían programas especiales, lo malo es que ninguna entrada bajaba de los 10 euros… con lo cual la noche salió cara. Según he leído, el origen de dichos bailes son las celebraciones en honor a la santa WalpIMG_3451urgisuna monja de origen inglés que vivió en el siglo VIII y a la cual se le atribuyen varios milagros. Otra de las tradiciones que se lleva a cabo ese día, muy romántica por cierto, es el Maibaum, (árbol de Mayo): Esa misma noche, los chicos colocan delante de la casa de su novia o amor platónico un árbol, como regalo. Pero no un Bonsai, no no… aquí, en la región, (Renania del Norte-Westfalia) los alemanes regalan a sus muchachas un abedul!! Me reí un poco bastante de muchos de ellos, yo de fiesta a la 1 de la mañana y ellos cargados con ese armatoste por la calle o incluso en el tranvía, en dirección a la casa de la chica. Después de hacer la entrega, por supuesto, salieron todos de fiesta. Según cuentan, el árbol se retirará un mes después, en junio, y que quien quiera corresponder a su enamorado, le invitará a comer en su casa, con los padres. Además, en los años bisiestos se puede hacer a la inversa, es decir, son las enamoradas las que pueden dejar el árbol en la casa de su amado. Curiosa historia. ¿Por qué en España no tenemos tradiciones tan románticas?

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Además del día 1, fue festivo el día 14, el 24 y el 25. Los tres por motivos religiosos, es decir, día de la Ascensión de Jesús y Pentecostés. Aquí son mucho más religiosos que en España, aunque una gran mayoría protestantes, evangelistas.

Me debo preparar ya para el viaje de 10 horas a Francia… así que con esto doy por finiquitada la entrada.

Viele Grüße aus Bad Homburg!

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P.D: En abril tuvo lugar en la Catedral del Colonia el funeral por las víctimas del accidente de Germanwings. Estaba todo cortado y rodeado de periodistas y policía. Fuera, en la plaza, se dispuso una pantalla con la retransmisión de la misa. Duró varias horas, yo sólo pude aguantar dos… demasiado emotivo. Por cierto, a pesar de que no quería hablar del tema, conseguí sonsacar a mi amigo el piloto si llegó a conocer al copiloto del accidente… me dijo que nunca llegó a hablar con él pero que estudiaron juntos. Además me confesó que su último examen práctico como piloto fue en el mismísimo avión del accidente…. escalofriante.

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Frohe Ostern!

Tras un mes y medio de pausa por estrés, fruto del agobio que me causa el estar dándole vueltas a qué hacer con mi vida tras mi año como Aupair, vuelvo de nuevo a escribir en el blog. Mis más sinceras disculpas por el retraso. Aún así, sigo sin saber qué hacer a partir de octubre, me temo que mi cabeza explotará antes de tenerlo decidido… Me parece tan complicado escoger el camino apropiado 😦 Aquellos indecisos que vagan por el mundo sin vocación, me comprenderán 😉 En fin, no estoy aquí para contar mis penas, así que en primer lugar quería desearos una feliz Semana Santa para los que se encuentren en España y frohe Ostern para los que pasen estos días en Alemania!! 🙂

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En Alemania, o en Colonia al menos, llevan preparándose un mes para la llegada de esta festividad. Al igual que en Carnaval, todos los escaparates y terrazas han sido decorados de arriba a abajo con huevos de infinitos colores, flores, y conejos de chocolate. Aquí es conocido también el Osterbaum o árbol de Pascua. En muchas casas, como en la mía, decoran un pequeño árbol con huevos, que ellos mismos pintan y el proceso es muy curioso de ver. Primero hacen dos pequeños agujeros, arriba y abajo del huevo. Después soplan por uno de ellos, para que la yema y la clara salgan por el otro agujero. Es un poco agotador y debo admitir que incluso asqueroso. Una vez seco, se pinta con acuarelas y se cuelga. La otra opción, aunque menos original y más para vagos, es cocer el huevo y listo.

Así, está todo muy llamativo, da gusto pasear por las calles. Además, ya empiezan a florecer las plantas y se respira olor a primavera. O bueno, esto es lo que vivimos hasta hace una semana. Estos días por desgracia lo único que se puede ver es lluvia, huracanes y ramas rotas en el suelo. Y no exagero.IMG_3030 Llevamos tres días con viento de 60km/h, yo he llegado a pasar miedo. El otro día mientras desayunábamos, pudimos contemplar cómo el sofá de la terraza salía volando, repito, ¡volando! y aterrizaba encima de unos tiestos, por supuesto, haciéndoles añicos. Ese mismo día, iba en bici por la carretera, bajo la lluvia, tranquilamente, hasta que un coche se dispuso a adelantarme, justo en el preciso momento en que una ráfaga salvaje de viento apareció, girando bruscamente mi bicicleta hacia el coche. Inconscientemente frené de golpe y evité ser aplastada. No he pasado más miedo en mi vida, ni siquiera en el accidente que tuve en enero. Sentí que el viento me controlaba y que no podía hacer nada, todo esto en un intervalo de tres segundos. Increíble la de cosas que le pueden pasar a uno por la cabeza en tan poco tiempo. En serio, lo que no me pase a mí con la bici…. Aún con el susto encima, continué pedaleando hasta la parada de tranvía, momento en el que oigo un estruendo. Dirigí mis ojos hacia donde procedía el sonido y vi cómo un árbol de ni sé qué altura caía cuan largo era. Como cuando derrumban un edicio, tal cual.

Ese fue el día con el viento más fuerte, pero aún sigue siendo anormal… y la lluvia sigue golpeando las ventanas. Lo bueno de Colonia es que es común vivir las cuatro estaciones en un día, da igual que el cielo esté gris y esté cayendo la del Señor, probablemente en un par de horas no haya una sola nube y al sol le dé por aparecer. De verdad.image

Dejando el tema meteorológico a un lado y volviendo a la Pascua, mañana me voy a Stuttgart, a pasar cuatro días por la zona y visitar a un amigo, por lo que no podré disfrutar con mi Gastfamilie de estos días tan especiales para los niños. Por lo que me han contado, se reúne toda la familia y hacen barbacoa (por supuesto, mañana no, el Viernes Santo no se come carne), el sábado por la noche varias ciudades del norte del país encienden hogueras enormes para echar a los malos espíritus del invierno y dar la bienvenida a la primavera. Y por último el domingo, reciben la visita del famoso Conejo de Pascua u Osterhase, quien esconde huevos de chocolate por doquier, y que luego buscarán emocionados los niños. De ahí que sea tan representativo el conejo de chocolate de la marca Lindt, que seguro todos hemos comido (o al menos, visto) alguna vez. Yo, sinceramente, no tenía ni idea. Pensé que era un conejo como podía ser un caballo.

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Por cierto, acabo de cumplir mi sexto mes aquí. En teoría, sólo me queda la mitad. Y digo en teoría, porque una de las opciones que he barajado es alargar un poco más la estancia con la familia. Aquí vivo como una reina, disfruto jugando con los niños, y aprendo gratis alemán. Además, como ya sabéis, la ciudad me encanta y el idioma también. Para mí el alemán es todo un reto, me parece muy complicado y que sólo se aprende con esfuerzo, conviviendo con nativos, hablando continuamente, leyendo y escuchando atentamente; es la única manera de que con el tiempo las palabras salgan solas, sin tener que estar traduciendo del español al alemán. Porque ya no sólo es la estructura de la frase: los verbos al final cuando es subordinadas y el modal en segunda posición. Sino que también entran en juego unas endemoniadas particulas que sólo sirven para rellenar pero que cambian completamente el sentido de la frase. Os presento a alguna de ellas, mis queridas amigas, las Modalpartikel:

  1. Doch
  2. Mal
  3. Ja
  4. Nämlich
  5. Denn
  6. Überhaupt
  7. Gar
  8. Nur
  9. Bloss

Los que realmente me resultan difícil son los cinco primeros, aunque me estoy dando cuenta de que a veces me salen incluso solos, lo cual es toda una satisfacción para mí. Aquellos que estén estudiando alemán, seguro que entienden mi suplicio 😉 El otro día, hablando con un compañero, me dijo que el alemán va por intervalos, un día se tiene la sensación de haber mejorado un montón y otro, de haber empeorado radicalmente. Hace un par de semanas pasé de nuevo por esta última fase, no conseguía expresarme como quería y había simples preguntas que me sonaban a chino… por suerte, estoy ahora en la etapa buena 😉 IMG_3037De hecho, durante la semana pasada, con todo lo del accidente de avión, estuve bastante pendiente de los medios, por tanto leí mucho periódico, escuché mucha radio y vi mucha tele. Me llenó de orgullo darme cuenta de que entendía casi todo, y que las palabras que desconocía, por el contexto se comprendían. Nunca había estado tan al tanto de un suceso así, bien es verdad que en cierto modo me tocaba algo «de cerca»… en primer lugar, porque uno de mis mejores amigos es piloto de Germanwings y podía haber compartido vuelo con el mismo copiloto que causó el accidente. Cuando lo pienso, se me revuelven las tripas… en segundo lugar, porque la sede de la empresa está aquí, en Colonia, donde por cierto, se celebrará el funeral el 17 de abril. (Ya os relataré cómo se desarrolla la jornada, si es que puedo acercarme). Y en tercer lugar, porque el citado copiloto nació en una localidad muy cerca de aquí.

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En fin, doy por cerrado el tema accidente, que me entran ganas de llorar. Eso sí, después del suceso, como es normal, a la gente se le quitaron las ganas de volver a subirse a un avión. A todos, menos a mí. Desde la semana pasada, me apetece un montón. Yo no sé en qué momento se me empezó a ir la olla, pero es así. La pena es que me tendré que esperar hasta primeros de mayo para subirme a bordo, ya que volveré unos días a Valladolid.

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Con esto, doy por terminada mi entrada post-pausa. Prometo que a partir de ahora lo mantendré más al día 🙂

Viele liebe Grüße aus Köln!!

Caro.

P.D.: Aún está pendiente mi entrada de Carnaval, quería esmerarme y hacerlo bonito, y claro, lo fui dejando, dejando… y me dieron las pascuas. Soy un desastre. ¡Perdonadme!

Karneval: Cuenta atrás

Morgen ist es soweit!! ¡¡Mañana es el gran día!! Ya no queda nada para que arranque en Colonia la semana intensiva de Carnaval, a partir de las 11:11 (como en noviembre, aquí podéis volver a leerlo) la ciudad se convertirá en una verdadera jungla. Por lo que me cuentan, aquí la gente se transforma radicalmente, por fuera y por dentro. El que hoy es tu jefe y al que tratas de usted, mañana será un colega más al que tratarás de tú. Sinceramente, tiene que ser curioso ver al director de la empresa todos los días en traje y en Carneval vestido de conejo. Probablemente encontrar a alguien sin disfraz resultará más complicado que buscar a Wally, y nunca mejor dicho, porque la mitad de la población vestirá como este personaje, de rojo y blanco, haciendo honor a Colonia. Aquí son todos muy patrióticos (y yo me incluyo. Me hacía ilusión sentirme una «kölsch» más y me compré un peto con el escudo colonés estampado 😀 porque ¿qué mejor manera de integrarse en una ciudad que sumergirse en su cultura?).

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Aquí el Carnaval es una religión, la gente lo vive con pasión y se nota. El otro día mientras iba en el tranvía, pensé: y toda esta gente que está ahora aquí, en unos días estará en la calle cantando a viva voz canciones en Kölsch (dialecto local), cerveza en mano y vestido de la forma más ridícula posible. De todas formas, como ya expliqué, desde hace unas semanas es cada vez más frecuente ver gente disfrazada como si eso fuera lo más normal del mundo. Ayer de hecho, me encontré casi todo un vagón lleno de payasos, mujeres sesentonas de Cabaret o soldados del Buckingham Palace. Supongo que vendrían de una de las fiestas privadas que llevan organizándose desde noviembre.

Para el suministro de disfraces y accesorios, hay varias tiendas en Colonia que no tienen desperdicio.IMG_2365 Una concretamente es un centro comercial dedicado exclusivamente al Carnaval (‘Deiters’) y era tan tan grande como medio estadio de fútbol (o como Vallsur, para los de Valladolid). No he visto tanto traje en toda mi vida, me entraron ganas de llevarme 20 a casa… de pirata, de astronauta, de la SWAT, de prisionero, de Bávaro, de marinero… en fin. Todo lo que podrías necesitar, ahí lo encontrarías. Yo salí impresionada.

En la próxima entrada os haré un fotorreportaje con lo que suceda durante estos días. De momento os adelanto que aquí ya empezó la cuenta atrás. Yo llevo ya varios días escuchando en bucle más de 60 Kölsch Karnevalslieder (las canciones más típicas que aquí se escuchan), y estoy más emocionada que un niño en Disneyland. Me han hablado taaaanto del desmadre de Colonia en Carnaval… Esperemos que el tiempo nos acompañe y a las nubes que cubren cada día la ciudad les dé por disfrazarse de sol 😛

Hoy me despido de vosotros con un…. ¡viva Colonia! 😀

Caro.

«Da simmer dabei! Dat is prima! VIVA COLONIA!
Wir lieben das Leben, die Liebe und die Lust
wir glauben an den lieben Gott und han auch immer Durst»

[Lo que en español sería, si mi traducción es correcta: «¡Aquí estamos! ¡Y es genial! ¡Viva Colonia! Amamos la vida, el amor y el placer. Creemos en nuestro querido Dios y siempre tenemos sed»]

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Representación de la cabalgata del Lunes (Rosenmontag)

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Viviendo al límite

Vergüenza me da haber estado un mes sin dar señales de vida, pero es que este enero ha sido de todo menos normal y sacar un rato para escribir la entrada ha sido tarea harto complicada. Dicho esto, ¡Feliz 2015! Frohes Neues! 😛 Espero que todos estéis cumpliendo vuestros propósitos de año nuevo. Yo, por lo visto, lo estoy llevando a raja tabla: Aprovechar al máximo las oportunidades que me brinde Alemania y poder vivir todas las experiencias posibles. ¿Y cómo? Pues qué mejor manera que empezar teniendo un accidente. Justo una semana después de pisar Nieve 038Colonia, me atropella un coche mientras iba en bicicleta. Y no, no fue mi culpa. El tipo se saltó un stop, no me vio, y se me echó encima. Yo salí «volando» y caí justo delante del coche. Por suerte el hombre frenó a tiempo, si no… Sinceramente, no recuerdo muy bien cómo pasó. Fue todo muy rápido. De hecho estuve en shock todo el día, incapaz de recapitular lo que había sucedido. Y la verdad, mejor así, cuanto menos lo piense mejor. Lo extraordinario es que no me pasó prácticamente nada. Un pie magullado y cardenales en la pierna de derecha. Está claro que hay alguien ahí arriba que me quiere mucho 😀 (o que me odia lo suficiente como para que me quede en tierra…) Como me dijo mi Gastmutter, tuve Glück im Unglück (algo así como «dentro de lo malo, he tenido suerte»). Lo ocurrido me hizo pensar bastante, y ahora estoy aún más convencida de que en esta vida se tiene que aprovechar cada minuto. Os animo a que lo meditéis 😉

Por supuesto, si alguno pensaba que a partir de ese día dejaría de usar la bici… ¡¡craso error!! Al día siguiente ya estaba dándole al pedal. Y si algún otro pensaba que ese sería mi último suceso con este velocípedo… ¡¡craso error!! Eso sí, el segundo altercado fue culpa mía, sí. Giré de repente en una calle y para no estamparme con una farola, frené en seco y caí a la carretera. Por suerte no pasó ningún coche en esos momentos… en fin, alguien debió echarme el mal de ojo. Esa es la conclusión a la que he llegado. 😉

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Stadtwald

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Vista de la Fernsehturm desde Aachner Weiher park

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Aachner Weiher

Dejando a un lado sucesos macabros, continúo con mi vuelta al trabajo después de Navidad. Mi Gastfamilie me recibió con los brazos abiertos y una sonrisa en la cara. Yo a cambio les traje un roscón (ventajas de volverse un día después de Reyes), turrón, un libro de tapas y pintxos y muchas muchas ganas de seguir mejorando alemán y de jugar con los pequeños. Porque sí, yo disfruto como una enana con ellos. Sobre todo con las partidas de UNO o de Memory, en el cual, por cierto, soy pésima. Aún no he conseguido ganar una sola partida a las niñas, el máximo número de parejas que logro encontrar son 7, frente a las 18 suyas. En mi vida me he visto tan frustrada. Y ojo, no es porque a mí me falte un hervor (o igual sí, quién sabe), sino porque la memoria que tienen estos niños es asombrosa. De verdad.

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Stadtwald

En fin, resumiendo un poco lo acontecido en este mes. Celebré mi 24 cumpleaños (qué poco me gustan los números pares…) con los amigos y también con la familia. Fue bastante especial, debo decir. Al despertarme, me encontré la mesa del salón con globos, confeti, regalos, y por supuesto, un rico bizcocho. Estaba precioso, de hecho compartiría una foto pero mi Gastmutter formateó por error la cámara y todo lo que había dentro, obviamente, se fue al carajo. Una pena, wie schade!!

También cayó la primera nevada de la cual tuve el placer de ser testigo. Qué bonita estaba Colonia… y ya no os cuento el parque que IMG_2142está cerca de mi casa, el Stadtwald, ese del que tanto hablo. Wunderschön, maravilloso! Lo malo es que mi habitación está en la buhardilla, por tanto mi ventana está en diagonal, así que lo único que pude ver era un bloque de nieve. Y continuando con el tema meteorológico, también viví la primera granizada del año. Pero no una cualquiera, en cinco minutos cayó tanta cantidad, que la ciudad acabó cubierta por un manto blanco. Repito ¡En cinco minutos! Alucinante.

No sé si es debido a estos cambios en el tiempo, pero hay una epidemia de gripe desde hace dos semanas y ya se han cerrado varias guarderías. En esta casa ya la han padecido todos menos yo (bendigo mi sistema inmunológico ¿Tendrá algo que ver la ingesta de kiwi todas las mañanas? A saber…) y, por tanto, mis horarios se desajustaron un poco bastante, ayudé más de lo normal porque me sentía mal estando cruzada de brazos con los tres niños a 39 de fiebre… por supuesto, tuve mi recompensa. Los encantadores abuelos llegaron este finde y me dieron su ya habitual propina 😛 ¡Qué generosos son estos alemanes!

Como colofón, os adelanto que la ciudad ya se está preparando para los verdaderos carnavales. Como ya os dije, aquí empezaron en noviembre, pero lo grande transcurre del 11 al 18 de febrero. Los escaparates están llenos de disfraces y en las calles hay mucha publicidad. Cada vez con más frecuencia veo a gente disfrazada de soldado, bruja o duende en el tranvía. Lo curioso es que nadie les mira, sólo yo les observo detenidamente… Está claro que para los colonos esto es lo más normal del mundo… A saber qué me espera a partir del día 11 😀

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Esto es droguería. (Sí, una droguería)

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Viele liebe Grüße aus Köln!

Caro

P.D: Se me olvidó comentar en mis anteriores entradas que aquí los árboles de Navidad que tienen los alemanes en casa son naturales. Cada año se gastan su sueldo en comprar uno para tenerle dos semanas en el salón y después a la hoguera. Una pena. Yo intenté convencer a mi Gastfamilie de lo práctico que es uno artificial… sin éxito 😛

P.D: Ayer me encontré en un parque un árbol lleno de chupetes… ¿el porqué?, ni idea, keine Ahnung.IMG_2253 Como ya dije una vez, a los colonos se les va mucho la olla.

P.D’: A la vuelta, mi Gastvater me fue a recoger al aeropuerto, como la primera vez (aunque ésta no se retrasó). Me hizo ilusión darme cuenta de las diferencias entre una y otra ocasión. Esta vez fui capaz de mantener una conversación con el padre como Dios manda y, lo mejor de todo, cero nervios, pues ya sabía lo que me esperaba al llegar: un agradable reencuentro con mi Gastfamilie y mis amigos  😀

Peripecias de una Aupair sin experiencia

El fin de año está cada vez más cerca, lo que conlleva (como ya habréis podido comprobar) una avalancha de parrafadas en Facebook haciendo balance del 2014 o vídeos resumen de lo fabuloso que ha sido el año. Aprovechando la ocasión, me voy a permitir el lujo de hacer también lo mismo y expresar, brevemente, lo que han supuesto estos tres meses como Aupair para mí. Lo bueno y lo malo. Porque no, no sólo los niños las han armado gordas… yo también las he liado pardas, lo admito.

Empezaré con lo malo (cuanto antes se diga, antes se olvida) 😛 Primero debo decir, en mi defensa, que una solo tiene (por suerte o por desgracia) dos ojos en la cara y, por tanto, no dan de sí para vigilar constantemente a tres niños de (repito las edades) 2, 4 y 5 años. Los tres son un encanto y normalmente no dan demasiada guerra, pero eso no es siempre así. De vez en cuando les da la vena macabra y ahí es cuando empieza el circo. Dicho esto, comienzo a relatar.

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Nubes vistas desde el avión Colonia-Madrid

  1. La primera liada fue hace dos meses, las niñas estaban jugando tranquilamente y el pequeño corriendo por el salón. Se me ocurre mirar un momento el reloj y cuando levanto la vista, el niño se había estrellado contra la estantería. Ya veis, desvié mi mirada sólo un segundo, pero por lo visto, suficiente para que el niño se hiciera un pequeño corte en el labio.
  2. Otro día, por ejemplo, la mediana trajo una amiga a casa. Siempre que las niñas traen compañía, les dejo jugar un rato solas para que no se acostumbren a estar todo el tiempo conmigo (como me pidió mi Gastmutter). Normalmente no organizan ningún escándalo, pero ese día decidieron que era el momento perfecto. Así pues, mientras yo organizaba unas cosas en mi habitación, en un intervalo de diez minutos, las niñas lograron subir absolutamente todo lo que había en sus habitaciones a la buhardilla.
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    Heumarkt

    Cuando digo todo, es todo menos los muebles. Es decir, sábanas, colchones, cojines, muñecos, la cocina de juguete, platos, libros… No sigo, porque me angustio cada vez que lo describo. Os podéis imaginar la cara que se me quedó cuando vi la que habían liado. Además en esos momentos llegó la madre y con su mirada de «Carolina, qué demonios está pasando aquí» me ayudó a recogerlo todo. Lo malo no acabó ahí, un par de horas después dejé que los niños jugaran a la intemperie a menos de 5 grados sin abrocharles los abrigos, estando además una de las niñas mala… En fin, por suerte mi Gastmutter tiene una paciencia y un corazón enorme y lo único que me dijo fue: «No te preocupes, estas cosas pasan».

  3. Me encanta jugar con ellos al escondite, el problema es que se vuelven locos con tal de que no les pille y un día, al correr, se chocaron la mayor y el pequeño, con tal mala suerte que la niña acabó con el ojo amoratado y tan hinchado como si le hubieran pegado un puñetazo.
  4. Hace poco, en un momento en que jugaba con el pequeño, la mediana (alegando que iba al baño), cogió las tijeras y se cortó varios mechones de pelo. Así, porque le vino en gana. Como consecuencia, tuvo que hacer mi Gastmutter de peluquera y cortarle por lo menos 15 centímetros de pelo para arreglar el desastre que se había preparado. Eso sí, su nuevo look le queda ahora muy bien.

Además de las pequeñas catástrofes, hay también algún que otro objeto roto entre medias. Como por ejemplo el cable de la televisión grande, que debió de coger el pequeño en algún momento en que yo estaba con las niñas, y que ya no funciona. O también la bicicleta que tomo prestada de mi Gastmutter. No sé qué narices hice pero me cargué totalmente la cadena. Porque no, no se me salió… la rompí, que es más difícil. Por si eso fuera poco, atasqué un cohete de los niños en el tejado de los vecinos… Y por último, unos días antes de venirme a Valladolid, mientras daba de beber al pequeño, la mayor aprovechó para subirse al alféizar de la ventana, abrirla y dejar caer al suelo la hucha-cerdito, que se se hizo añicos y por tanto acabaron todas las monedas esparcidas por el suelo.10556309_801165329929006_6923426110063232462_n

Realmente tampoco es para tanto si tenemos en cuenta que han sido menos de una docena de estropicios y en un periodo de tres meses 😉 O al menos eso ha tenido que pensar mi Gastfamilie para seguir soportándome en casa 😛 La verdad es que he tenido mucha suerte con la familia, he pasado un trimestre estupendo a su lado y saber que todavía me quedan 9 meses más a su lado me llena de satisfacción. Se portan excesivamente bien, tanto que a veces me pregunto si realmente estoy allí trabajando o soy una hija más. Han tenido además muchos detalles conmigo, como el calendario de Adviento con una sorpresa cada día (y no eran sólo chocolates), un libro de 12.000 palabras en alemán/español como regalo de San Nicolás; y unos pendientes y una visita a los estudios de Radio y Televisión de Colonia en febrero, todo como regalo de Navidad. Aún no sé cómo agradecérselo.

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Los abuelos tampoco se quedan cortos, son adorables y muy cariñosos conmigo. Sólo os digo que el fin de semana que estuvimos en su casa de Bad Homburg (a pocos kilómetros de Frankfurt) me dieron 100 euros de propina, así sin ton ni son, como agradecimiento por visitarles, cuando realmente tendría que ser yo la agradecida por haber sido invitada a pasar el finde en su casa. No sé vosotros, pero yo cien euros, por desgracia, no los recibo muy a menudo…

Hace tiempo que no hago ningún comentario sobre mis progresos con el idioma. Me siento orgullosa de poder deciros que he mejorado a un ritmo vertiginoso. Ya no hablo inglés con mi Gastmutter, de hecho el 99% del tiempo hablo alemán y mis conversaciones aparte de ser fluidas, son más profundas. Según me han dicho, he pasado de un rancio A2 a casi un B2 en menos de 90 días. Eso sí, humildad ante todo, aún me queda muchiiiiisimo que mejorar, pero muchísimo. De hecho me sigue costando entender cuando en una misma frase aparece un modal y el verbo en Konjunktiv-Plusquamperfect II. Os pongo un ejemplo: lo que para nosotros sería: «No debería haber comido tanto» para los germanos sería «Ich hätte nicht so viel essen sollten«, es decir, literalmente en castellano: «yo habría no tanto comer deber».  ¡¡Es una locura!! Waaahnsinn! Me vuelvo loca cuando intento traducirlo, tengo que ir palabra por palabra. Y claro, cuando ya puedo responder, ya han cambiado de tema… Es triste, sí. Pero esto es poco a poco, yo no tiro la toalla nunca. Y aunque me sigue pareciendo un idioma imposible, estoy aprendiendo rápido. Eso sí, con mucho esfuerzo y casi cero español de por medio. Ahí tenéis mis dos pequeños consejos de fin de año. 😉

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Como ya es conocido mi pánico a aburriros, con un feliz 2015 a lo germano me despido hasta la próxima:

Guten Rutsch!! kommt gut ins neue Jahr!!!

Viele liebe Grüße aus Valladolid,

Caro.